Humanizar, humanizar, humanizar by Pedro Jaén

Hace ya días vi un tweet  de Miguel Ángel Mañez compañero del PROYECTO HUGES, que dice así: “¿Se nos está yendo de las manos? Humaniza tu ropa…” acompañado de esta foto

(Y de ahí surgió la idea de este post, Gracias Miguel Ángel)

Humanizar, Humanizar, Humanizar…

He hecho una simple búsqueda en Google  y ya veis los resultados,

  • Artículos sobre humanizar la gestión Aproximadamente 111.000 resultados
  • Liderazgo humanizado Aproximadamente 457.000 resultados
  • Gestión  humanizada  Aproximadamente 1.730.000
  • La importancia de la humanización para un buen sistema sanitario Aproximadamente 275.000 resultados
  • Plan de humanización en hospitales Aproximadamente 147.000 resultados
  • Humanización asistencia sanitaria Aproximadamente 7.190 resultados

Esto me lleva a preguntarme…

¿Es sólo una moda Hablar de  Humanización?

 Es cierto que está de moda hablar de la humanización de la asistencia, gestión, empresas etc., pero yo diría que no  ha de ser una moda pasajera, sino que está aquí para quedarse.

 Y no sin ciertos riesgos,  lo que me lleva a otra pregunta….

¿Todos los actores  ven  la misma realidad?

  • Sociedad
  • Instituciones públicas, privadas, mixtas
  • Profesionales de la Salud
  • Directivos
  • Políticos

La gran mayoría de estos actores están tan pendientes de su forma de ver las cosas, tenemos la tendencia a ver solo con los lentes que llevamos puestos y nuestra visión puede estar limitada, que olvidan que ven desde una perspectiva muy particular, la suya, que no sólo no tiene por qué ser la válida, sino que es posible que haya más de un enfoque válido, correcto, e incluso compatible y enriquecedor.

 Stephen Covey escribe en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”:

“Todos tenemos muchos mapas en la cabeza, que pueden clasificarse en dos categorías principales:

Mapas del modo en que son las cosas, o realidades, y Mapas del modo en que deberían ser, o valores. Con esos mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. Pocas veces cuestionamos su exactitud… Simplemente damos por sentado que el modo en que vemos las cosas corresponde a lo que realmente son o a lo que deberían ser.”

 Para reflexionar sobre esto os dejo un cuento popular de la India sobre si como seres humanos podemos acceder a la realidad tal como es o solo a un mapa, más o menos ajustado, preciso y funcional, sobre cómo es esta realidad.

LOS SEIS CIEGOS Y EL ELEFANTE.

En la Antigüedad, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente.

Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.

Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.

El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron tropezar y caer de bruces  contra  el costado del animal. “El elefante  –exclamó– es como una pared de barro secada al sol”.

El segundo avanzó con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”

Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.

Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, “Es igual a una vieja cuerda” exclamo.

El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano”.

El sexto sabio que era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.

Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los demás estaban equivocados.

Penúltima pregunta (siempre hemos de preguntarnos o cuestionar las cosas)

¿Qué podemos aprender sobre la parábola de los ciegos y el elefante?:

 Aunque tengamos limitaciones de visión en un momento determinado, siempre podemos entrenar la flexibilidad mental y aceptar que no poseemos toda la información o conocimiento.

Siempre hay que  poner en claro la opinión de los otros actores sin prejuicios.

Evitaríamos discusiones estériles, si preguntáramos más sobre lo que están viendo los otros actores.

Si no nos ponemos de acuerdo en qué es humanizar, y cómo implementar o volver a recuperar el espíritu de la Humanización, todos los proyectos más tarde o más temprano fracasarán.

Y sobre todo pensar que los otros actores siempre verán “otras partes del elefante”

Ahora te pregunto a ti ¿qué parte del elefante estás viendo?

 

 

 

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