Desde hace un tiempo vengo observando la inquietud, que también comparto, por algunos compañeros sobre la importancia de humanizar la gestión.
Humanizar la gestión y por ende el liderazgo humanizado. Difícil si, pero no imposible. Hay que tener en cuenta muchos factores para que esta idea cale en nuestras organizaciones ya sean sanitarias o no. En este artículo me voy a centrar en un aspecto que puede paralizar este proceso “El Miedo o los Miedos”
Una de las cosas que más nos aterran es la incertidumbre, no saber qué va a pasar a partir de ahora nos da un miedo infinito, así que muchas veces elegimos la comodidad teñida de infelicidad a la temida incertidumbre.
¿Qué define al Miedo?
Tener miedo es algo natural, es una conversación y una respuesta adaptativa que nos pone en alerta frente a la posible existencia de un peligro.
Si no existiera el miedo el ser humano no hubiera sobrevivido hasta la actualidad.
El miedo es una emoción propia de nuestra naturaleza. ¡Es sano tener miedo! Pero tiene que ser también una emoción pasajera. Si se perpetúa en el tiempo y se convierte en un estado de ánimo, se acaba interiorizando y se transforma en algo que asumimos como propio, excusándonos en cualquier motivo: los malos tiempos, la crisis, mi entorno, mis jefes, mis problemas familiares o cualquier cosa.
El miedo en las organizaciones se extiende como una epidemia. Miedo a ejecutar, a decidir, en definitiva, Miedo a liderar.
Los miedos pueden ser muy poderosos.
Nos pueden paralizar y dejar sin hacer algo que siempre hemos querido hacer, nos llevan hacia estados de ansiedad, haciendo que nuestra mente se sobre-active con agotadores escenarios del fin del mundo.
¿Qué pérdidas produce este miedo?
Pérdida de autoconfianza. Lentamente también pasamos de afrontar objetivos y retos como complejos a considerarlos difíciles, muy difíciles y finalmente imposibles. Y cuando llegamos a este punto el derrotismo acompaña al miedo y una sensación de incapacidad, de no tener fuerzas suficientes resquebraja los pilares fundamentales de nuestra fuerza: el saber (no conozco donde estoy), el poder (no seré capaz de hacerlo) y en última instancia el querer (para qué esforzarme si es imposible).
Pérdida de confianza en los demás. Más que una pérdida, en un líder esto debería ser un delito. Si perdemos la confianza en los demás estamos a un paso de la muerte laboral. La confianza se gana con confianza y viceversa. ¿Qué puede esperarse de un Equipo en el que el líder no confía y, en el que en consecuencia, el equipo no confía en su líder?
¿PUEDE HABER UN ESCENARIO MÁS DESASTROSO EN UNA ORGANIZACIÓN?
En el ámbito laboral surgen diferentes miedos y temores que lejos de potenciar la capacidad del líder, lo limitan. Miedos que pueden paralizarte a la hora de Implementar el cambio a un liderazgo humanizado…
1 Miedo al rechazo.
Somos seres sociales. Vivimos en una familia, en una comunidad, en una sociedad donde nos interrelacionamos a diario con muchas personas. Para poder formar parte, sentir que formamos parte de estos grupos, algunas personas necesitamos sentir que somos aprobados, o lo que es lo mismo, que no somos rechazados por el grupo.
Este es un clásico de las culturas latinas. Tiene que ver con el qué dirán en todas sus versiones: desde el miedo al éxito, a hablar en público, o a expresarse en un idioma que no controlas, hasta el miedo al ridículo. Tiene otras versiones más limitantes, como no expresar puntos de vista distintos y buscar agradar a todo el mundo aunque sea a costa propia.
2 Miedo al fracaso.
El miedo al fracaso puede llegar a ser uno de los mayores obstáculos en la vida, e impedirnos lograr muchas cosas.
Este es de los más habituales. Sucede cuando te cuesta asumir errores, cuando caes en los brazos del perfeccionismo más exagerado o cuando deseas el reconocimiento a cualquier precio. Es también muy paralizante, porque puede llevarte a no avanzar o a no tomar decisiones con tal de no equivocarte.
3 Miedo a la no supervivencia profesional y/o económica.
Es instintivo y desgraciadamente ha sido el protagonista para muchas personas después de esta larga crisis. Al igual que los animales defienden su comida, nosotros necesitamos proteger aquello que nos permite tener cobijo o alimento. Ocurre cuando no se tiene otra salida y se necesita, cuando te agarras a lo que tienes aunque no te guste, o cuando te angustia mirar la cuenta corriente.
4 Miedo a la pérdida de poder.
El miedo a la pérdida de poder es uno de los menos conocidos, y sin embargo, es una realidad. Especialmente, claro está en aquellos jefes que tienen autoridad sobre los empleados, se han acostumbrado a mandar, son líderes de un equipo de trabajo… El miedo a la pérdida de poder es real, sin embargo, es importante tomar conciencia porque existe un momento de la vida en el que se pierde de una forma definitiva, los cargos no duran toda la vida.
A la mayor parte de las personas les gusta tener cierto poder o capacidad de influencia aunque sea en la junta de vecinos o en el grupo de amigos. Cuanto más fuerte sea dicha necesidad, más acentuado será este miedo. Caerás en él si te cuesta perder un puesto de responsabilidad, si necesitas estar cerca (muy cerca) de la gente con poder o cuando el reconocimiento social te mueve muchísimo.
5 Miedo al cambio.
Es el cajón de sastre donde se reúnen todos los miedos anteriores y que caracteriza a muchísimas personas. Se observa cuando te resistes a cambios por pequeños que sean o cuando las nuevas ideas te resultan una amenaza.
En definitiva todos tenemos miedo y no siempre es malo tenerlo porque hay un miedo sano, que es el que nos protege y nos permite ser prudentes y poner lucidez a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, también hay un miedo insano, tóxico, que es el que nos paraliza, no permitiéndonos avanzar ni asumir nuevos retos por temor a equivocarnos o a que nos rechacen, no dejándonos brillar. Este es el miedo que tenemos que reconocer y combatir para evitar que nos frene, que nos impida arriesgar, tomar determinadas decisiones o transitar caminos no antes transitados por otros.
No se trata de no sentirlos, sino de identificarlos para que no nos paralicen, y se echen a perder nuestros objetivos…
¿Cuál es tu miedo más importante?
Identifícalo y hazte esta pregunta ¿Qué sería posible que hoy no lo es?