El caféHUGES de esta semana es el último antes de agosto, donde todos disfrutaremos de unas merecidas vacaciones, y en septiembre volvemos con más caféHUGES que seguro os sorprenderán, feliz verano!
Enfermero especialista en Geriatría, Graduado por la Universidad de Murcia, Máster en Dirección y Gestión por la Universidad Europea de Madrid. Actualmente en la Dirección de Enfermería del Área de Salud Integrada IX del Servicio Murciano de Salud.
Con 12 años de experiencia en gestión sanitaria pasando por todos los niveles dentro del staff de las Direcciones de Enfermería. Actualmente vocal del Comité científico de la Fundación Economía y salud. Colaborador en diversas publicaciones de interés científico-sanitario y de gestión sanitaria.
1 ¿Qué es para Ud la humanización?
La humanización, en sí, es un término complejo de definir, especialmente si lo extrapolamos a la gestión o práctica sanitaria. La humanización es algo intrínseco del ser humano. Algo que nos hace diferentes del resto de especies del planeta y a la que hemos accedido a través de años de evolución, no solo biológica sino social. El ser humano es un ser social, que necesita de los otros para interaccionar y que, además, tiene una serie de necesidades que van más allá de las biológicas o de seguridad básicas. Nuestras creencias/expectativas vitales, la necesidad de realización y autorrealización marcan nuestro día a día a lo largo de nuestro ciclo vital.
Por otra parte está el sentido de la justicia y lo que subjetivamente consideramos que está bien o mal (ética), no solo en el aspecto material sino también en los intangibles, lo inmaterial.
Todo lo anterior construye un sentimiento individual pero también de sociedad o de comunidad, donde, según esté más o menos avanzado el estado de bienestar, tendremos unos estándares de cumplimiento y una protección de la salud mayores o inferiores.
A nivel intrínseco, o del individuo, es muy importante como se proyectan todos estos valores hacia el exterior, concretamente respecto al resto de las personas. Aquí entra en juego el concepto de la empatía, habilidad imprescindible para ser capaces de ponernos en la piel del otro, comprender lo que podría estar sintiendo y actuar de la mejor manera posible para mejorar su bienestar físico y emocional. Esto es aplicable a todos los actores que forman parte de la sanidad, pacientes, profesionales y gestores (los cuales olvidamos en muchas ocasiones). Al fin y al cabo todos son personas y todos necesitan ese trato más humanizado.
En este sentido creo que hablar de humanización sin incluir estos tres vertices del triángulo es muy complicado porque perderíamos o no seríamos capaces de alcanzar una visión integral del asunto. Por otra parte las organizaciones sanitarias son estructuras complejas por su disposición formal (categorías, unidades, servicios, divisiones, sindicatos, prevención de riesgos, niveles asistenciales, ámbitos de atención etc…) lo cual genera múltiples micro-escenarios con complejidades diferentes a la hora de desplegar estrategias de humanización.
Es un gran reto trabajar en la humanización de la gestión sanitaria.
2 ¿Tiene alguna experiencia personal en el mundo de la humanización de la sanidad?
Tengo experiencias del día a día, donde puedes llegar a flexibilidad determinados aspectos para conseguir resultados más positivos en las personas, la lucha constante para que las enfermeras estén en la toma de decisiones pasando del “decidimos por ellas pero sin ellas”, y otras más complejas para favorecer la inclusión de personas discapacitadas en los entornos sanitarios.
Ser el trampolín de personas con proyectos ilusionantes, basados en valor (clínica, personas, sostenibilidad) es algo también que apasiona y genera mucha satisfacción a nivel personal.
Sin embargo, no todo es bonito y, en muchas ocasiones, es materialmente imposible contentar a todos. Eso también genera un dilema ético en el gestor que tiene que ser capaz de manejar internamente.
3 ¿Como humanizaría el mundo de la gestión?
Es un tema complejo pero intentando ser práctico y conciso, porque de esto se podría hablar mucho, establecería una serie de medidas destinadas a 3 targets:
Profesionales:
Revisaría ampliamente las normas de la conciliación familiar para hacerlas más efectivas. En nuestro día a día, creo que todos los que estamos dedicados a la gestión sanitaria, vemos como determinadas normas contribuyen al abuso y, sin embargo, cuando un profesional se encuentra en una situación de especial necesidad, vemos como en muchas ocasiones nos encontramos en gran dificultad para poder ayudarles.
Creo que hay mucho por hacer con el tema de los ratios profesionales en cuanto a la necesidad de normalizar la forma de medirlos y de hacer la provisión de los mismos. El problema es la falta de acuerdo y la gran variabilidad en cuanto a intereses.
También trabajaría en la especialización, sub-especialización, en el sentido de contribuir a un sistema más eficaz en su provisión y, por otra parte, fundamental para tener a profesionales que puedan orientarse hacia diversas áreas de capacitación (que les gusten más) y así tenerlos más comprometidos y motivados.
Pacientes:
Tienen que estar más presentes en la toma de decisiones, pero en todos los sentidos. Desde su propia salud pasando de una medicina paternalista e influida por el profesionalismo hasta una práctica en la que sean capaces de tomar decisiones con perfecto conocimiento de los resultados en salud esperables, tomando una decisión u otra. A igual resultado en salud, quizás tomarían la trayectoria menos instrumentalista o encarnizada. Nuestro papel ahí es crucial.
Incorporarlos a las políticas sanitaria, respecto a la toma de decisiones a la hora de incorporar determinadas capacidades o elementos en el centro sanitario de un municipio. Nos sorprenderían.
Gestores:
En su práctica, más compromiso en el liderazgo, más transparencia y honestidad. Más capacidad de servir, como empleado público. Más profesionalización y menos gestión por la intuición.
Por otra parte, también humanizaría la visión hacia los gestores, en cuyas manos no siempre están las soluciones a todos los problemas. Empatizar también hacia ellos, transmitir problemas pero acompañados de propuestas de mejora y/o soluciones factibles. Al fin y al cabo también son personas.
4 ¿Opina que los valores y la ética van de la mano a la hora de re-humanizar la organización?
Indudablemente. Para humanizar o rehumanizar la organización es imprescindible creérselo y tener la capacidad de transmitirlo. También tener la capacidad de llevarlo a cabo y ahí el tema competencial es clave.
Existen diversos trabajos de reciente publicación donde se habla de competencias para la gestora enfermera (recientemente uno por Alberto González) y hace unos años también publicó un estudio Delphi la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería ANDE. La ética, el liderazgo, la honestidad, el ser un modelo o referencia, el tener compromiso, etc… todas ellas son imprescindibles.
5 ¿Dónde debe iniciarse la humanización?
Como cualquier proyecto, siempre empezaría por lo más sencillo para ir aumentando la complejidad hasta llegar a los hitos más elevados. Empezaría por uno mismo, por el trabajo interior que cada uno tenemos que realizar para ser mejores personas y mejores cuidadores de uno mismo y de los demás.
A partir de ahí empezaría a trabajar en las cosas más estructurales de media complejidad y finalizaría con las más complejas. Gran parte de los proyectos fracasan por intentar empezar “la casa por el tejado”.
6 ¿Conoce a algún personaje histórico que fuera humanizador?
Como enfermero, si cierro los ojos, la primera imagen que me ha venido a la cabeza es la de Florence de Nightingale entrando a oscuras, con un candil en la mano, en un hospital de campaña para ver cómo estaban los soldados después de haber sido heridos en el campo de batalla. Después de haberse enfrentados a la experiencia más dura y dolorosa de sus vidas.
7 Por su experiencia como gestor sanitario de la humanización como cree que debería enfocar el Proyecto HUGES sus actividades?
En primer lugar creo que estáis haciendo un magnífico trabajo y muy necesario. A veces hace falta parar, coger aire y pensar, antes de continuar haciendo lo que siempre hemos venido haciendo (“siempre se ha hecho así”)
Incluiría a pacientes para que nos dieran su visión acerca de cómo considerarían ellos una sanidad más humanizada. Muchas veces pensamos por los pacientes pero sin ellos.